Ah!!! Hace mucho
tiempo que no escribía lo que me pasaba; tantas historias tanto buenas como
malas. Todos estos meses han sido los más interesantes de mi corta vida, por
muchas cuestiones.
Incluso en los
anteriores meses ocurrieron muchas situaciones interesantes.
Así un año completo
en el cual este lugar dejé que se le acumulara el polvo (virtual obviamente),
es tiempo de quitar las telarañas acumulada y comenzar a redactar las
anécdotas.
Debido a que en
meses anteriores debía de realizar mi servicio social para… para… ummmm… Ni sé
para qué chinga%&$ lo hice, pero el tiempo lo mataba en las redes sociales.
Algo curioso que pasó ese mes es que una personita se contactó conmigo, debido
a las diversas historias las cuales relataban por qué soy un Dragón y por qué
me había convertido en uno. Comenzamos a platicar sobre nosotros, pero algo que
me llamó mucho la atención era que teníamos sin exagerar el 90% de común y lo
más curiosos es que como yo era un Dragoncito Naranja, él era un Dragoncito
Negro, de apenas 2 años menos que un servidor.
Seguía en el
maldito calabozo pero seguíamos conociéndonos, él me platicaba sobre este mundo
de dragones y seres antropomórficos, que yo la verdad no tenía ni la más remota
idea. Resulta que esto era como una clase de tribu urbana (solo ejemplificando
ya que no se considera como tal, denominada Furry (que significa pelaje o
peludo) pasaron los días y él se convirtió en Mi Hermanito Dragón.
Mi martirio había
terminado, las cadenas a las que estaba condenado fueron completamente
destruidas. Volví a surcar los cielos de mi
amada ciudad sin preocupación alguna, me volví libre, ¡¡¡LIBRE!!!
¡¡¡COMPLETAMENTE LIBRE!!! Ahora tenía que volver a tomar mi propio camino el
cual sin él no podría ser completamente feliz, así que mi única opción que me
quedaba era buscar una escuela de Diseño Gráfico ♥ Probablemente la UAM o la
UNAM.
Debido al poco
tiempo que tuve para poder preparar aquellos exámenes debido a otra pequeña
sentencia que me habían dado. Al presentar los exámenes no estaba al 100%
preparado, así que el resultado era obvio, no me quedé en ninguna institución,
Una alternativa, buscar una escuela particular que implementara mi carrera
anhelada.
Entre estos meses,
había conocido más gente con espíritu animal, entre ellos destacaban tigres,
leones, lobos, zorros y gatos pero sin faltar tampoco los dragones; así que
comenzaron a contarme que es lo que realizaban, los eventos que hacían entre
otras cosas.
Los resultados
habían sido entregados, no tenía oportunidad de ingresar a una escuela pública
para estudiar mi deseada carrera, así que entre las diversas opciones tuve una
caída del cielo (o mejor dicho de una llamada telefónica). Acepté esa
oportunidad, la cual estaba en un lugar muy importante tanto para mí como a los
que recuerdan aquel accidente mortal ocurrido sobre las vías metropolitanas; a
unas cuantas cuadras del Metro Viaducto.
Salí de mi casa
con la mirada al frente, ver que me esperaba ese primer día, ¿Qué pasaría?,
¿qué materias llevaré?, ¿Cómo serán mis compañeros?, al final de cuentas ¿me
gustará mi carrera? Estaba un poco nervioso por saberlo.
Al fin podía
sentirme nuevamente con vida, olvidando mi triste pasado, haciendo lo que
realmente me gusta. Viajando diariamente en Metro, entre muchas otras cosas.
Comencé a tener amigos en mi nueva escuela, todo era de maravilla. Además como
tengo un cierto rango de prohibición en realizar cosas acerca de mi querido
Metro el pretexto perfecto para realizarlo eran los trabajos escolares, así
comencé a aprender y desarrollar nuevas técnicas; pudiendo así dar rienda
suelta a mi creatividad.
Desde un mes con
mis amigos Furrescos, me invitaron a
participar en el evento: “Furreando a la
Muerte” evento que se realizaría el 27 de Octubre en la Plaza Tolsa en el
Centro Historico. Esa fue la primera vez en la que el Dragón Naranja se deja
ver en público (cosa que mucho le gustó).