domingo, 1 de mayo de 2011

El Metro: Un espacio para la Vida y también para la Muerte

Todas las cosas tienen su hora de comienzo pero también la hora de su fin.

 Todos los días vemos en las calles que le gente nace, que la gente vive, que la gente muere; pero no solo lo vemos ahí, sino también en ese lugar tan cotidiano de donde es una ciudad, sobre esa oscuridad perpetua en donde se escucha solo el eco de rugido de Dragones, pues me refiero… en el Metro.

 Este es un lugar donde miles de miradas se cruzan entre largos pasillos de mármol y tonalidad naranja, donde uno se puede encontrar desde una madre cargando a su hijo de brazos en el lugar reservado para ella, hasta la tierna pareja de abuelitos sentados uno al lado del otro viajando plácidamente en los tradicionales asientos (tanto verdes como azules) pares.

 Todo esto es un mundo con un sin fin de contrastes, tanto que pareciera que una flor nace pero al mismo tiempo muere, todo esto, los 365 días del año.

Nuestro Metro, ha sido testigo mudo de muchos acontecimientos como estos; es curioso como una usuaria está en camino hacia un hospital para aliviarse, pero de repente comienzan a ocurrir las contracciones y la ordinaria estación de este transporte se convierte en la sala de partos y los policías que se encuentran ahí se convierten en los parteros para recibir a esa bella criatura :).

También en este lugar llega a pasar una situación que llega a resultar dolorosa: la muerte, pero… hay ocasiones en las cuales esta llega inesperadamente y no intencionada; muchas personas que ya no pudieron ver más hacia adelante su única solución que tienen es arrojarse al camino del Dragón Naranja y este no lo puede evitar pero otras personas que se encuentran sobre los pasillos esperando a este, en el momento menos esperado llega la muerte súbita.

 Pero como dice un dicho: “Ahí nos toco nacer, nos tocó vivir y nos tocó morir”

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